martes, 29 de enero de 2013

ROMA Y LA LEYENDA ARTÚRICA (por José Miguel García de Fórmica-Corsi)



 

Una de las mayores curiosidades de la leyenda artúrica (como, en realidad, de toda leyenda) es que existe un largo proceso de mitogenésis a lo largo del cual se van añadiendo los distintos elementos que la conforman, y que hoy diríase imposible que no hubieran surgido todas a la vez. Por ejemplo, el rey Arturo «nace» mucho antes de que un escritor francés invente la Tabla Redonda para la caballería artúrica. El Santo Grial, con su vinculación con la Pasión de Cristo, es otro añadido posterior a ambos. Y así con casi todo: la leyenda artúrico es un buen ejemplo de leyenda que se va creando y re-creando constantemente hasta que, en el esplendor cultural de la Baja Edad Media, cuando la cultura escrita triunfa definitivamente sobre la oral, es cuando ya se plasma en un corpus determinado e invariable.
 
Creo que es bueno que nuestros alumnos sean conscientes de ello: de que las leyendas no nacen de una sola vez como Palas Atenea surgió, ya buena moza y completamente armada, de la cabeza de su padre Zeus.
Al intentar transmitirles qué es un mito y cuál es su función en la sociedad donde surge, es imprescindible tener en cuenta esta dimensión del mismo. Y me parece que un buen ejemplo es, una vez más, recurrir al cine. En concreto, a dos películas actuales (bueno, no sé si para ellos, puesto que creo que en torno a cuatro o cinco años, más o menos, es lo que entienden por «actual») que vuelven a proponer algo diferente sobre el mito artúrico.
Se trata de El rey Arturo (2004, Antoine Fuqua) y La última legión (2007, Roger Lefler). En ambas, y de modo un poco disparatado pero con cierta convicción, se une la caída del Imperio Romano con la aparición del rey Arturo, y ambas lo hacen de la misma manera  [si queréis ver las películas sin saber más, saltáos el resto del párrafo] :            el último de los romanos pasa a ser Arturo (en una película) o el padre de Arturo (en la otra).
 Es decir, incluso hoy se siguen manipulando los mitos, sólo que ahora no se hace por un sentido social o religioso, sino por puro objetivo comercial. Aparentar que se está contando algo nuevo para sacar provecho a lo mismo de siempre: ambas, en el fondo, son películas de acción y aventuras inspiradas en modelos de éxito actual, como por ejemplo la saga de El Señor de los Anillos.
Os doy el enlace al comentario sobre este tema que he colgado en mi blog, La mano del extranjero (y así le doy publicidad, claro):
 
Un saludo.

 

José Miguel García de Fórmica-Corsi

IES Jacaranda

Churriana-Málaga

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