jueves, 27 de diciembre de 2012

TODAS LAS MUJERES ME GUSTAN (Ovidio, Amores, II, 4)


 

No es una belleza concreta la que pueda excitar mi amor:
existen cien razones para estar yo siempre enamorado.
Si una bajó sus ojos ruborosos a tierra,
me abraso y ese pudor es para mí una emboscada;
si otra es provocativa, cautivo quedo porque no es sosa
y me da esperanzas de menearse bien en mullido lecho.
Si pareces huraña y émula de las sabinas puritanas,
pienso que quieres, pero que en el fondo estás disimulando;
si eres culta, me agradas dotada de esas extraordinarias
cualidades; si inexperta, me agradas por tu sencillez.
Está la que dice que los versos de Calímaco son rústicos al lado
de los míos: a la que agrado, al instante ésa me agrada;
está también la que me critica a mí, poeta, y mis versos:
desearía tener debajo los muslos de la detractora.
Camina delicadamente: cautiva con su meneo; otra es dura:
pero podrá ser más delicada al contacto con un hombre.
A ésta porque canta dulcemente y modula con gran soltura
la voz, quisiera darle besos robados mientras canta;
ésta recorre las quejumbrosas cuerdas con el hábil pulgar:
¿quién no se enamoraría de manos tan sabias?
Aquélla agrada con sus gestos, mueve rítmicamente los brazos
y contonea su delicada cintura con sensual destreza:
por no hablar de mí, a quien cualquier cosa altera,
¡pon allí a Hipólito y será Príapo!
Tú, porque eres tan alta, igualas a las antiguas heroínas
y puedes ocupar tendida toda la cama;
otra es manejable por su pequeñez; las dos me pierden:
la grande y la chica se avienen a mis deseos.
No está arreglada: me imagino lo que ganaría arreglándose;
está acicalada: ella misma exhibe sus propios encantos.
La  mujer blanca me cautivará, me cautivará la rubia:
también es agradable Venus en el color oscuro.
Si cuelgan oscuros cabellos de un cuello de nieve…,
Leda  era el centro de las miradas por su negra cabellera;
si amarillean…, agradó Aurora por su cabello azafranado:
mi amor se acomoda a todas las leyendas.
La joven me atrae, me seduce la madura:
Aquélla es superior por su físico, ésta es la que sale. 
En fin, a las jóvenes que cualquier aprueba por toda Roma,
de todas ellas mi amor es candidato.
 

Ovidio, Amores, II, 4, trad. Antonio Ramírez de Verger, Madrid, Alianza Editorial.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario