domingo, 23 de diciembre de 2012

EL DOMINIO SEXUAL (Marvin Harris, Vacas, cerdos, guerras y brujas. Los enigmas de la cultura)


          

            Nuestra forma principal de adaptación biológica es la cultura, no la anatomía. No cabe esperar que los hombres dominen a las mujeres por el mero hecho de ser más altos y más fuertes, más de lo que cabe esperar que la especie humana sea gobernada por el ganado vacuno o los caballos, animales cuya diferencia de peso con respecto al marido corriente es treinta veces superior a la existente entre éste y su esposa. En las sociedades, el dominio sexual no depende de qué sexo alcanza un mayor tamaño o es innatamente más agresivo, sino de qué sexo controla la tecnología de la defensa y de la agresión.

            Si sólo conociera la anatomía y capacidades culturales de los hombres y de las mujeres, me inclinaría a pensar que serían las mujeres, y no los hombres, quienes controlarían la tecnología de la defensa y de la agresión y que si un sexo tuviera que subordinarse a otro, sería la hembra quien dominaría al varón. Aunque quedaría muy impresionado por el dimorfismo físico (mayor altura, peso y fuerza de los varones) en especial en relación con las armas que manejan con la mano, todavía me causaría mayor asombro algo que las hembras tienen y que los hombres  no pueden conseguir, a saber, el control del nacimiento, el cuidado y la alimentación de los niños. En otras palabras, las mujeres controlan la crianza, y gracias a ello pueden modificar potencialmente cualquier estilo de vida que las amenace. Cae dentro de su poder de negligencia selectiva el producir una proporción entre los sexos que favorezca mucho más a las hembras que a los varones. También tiene el poder de sabotear la “masculinidad” de los varones, recompensando a los chicos por ser pasivos en vez de agresivos. Cabría esperar que las mujeres centraran sus esfuerzos en criar hembras solidarias y agresivas en vez de varones y, por añadidura, que los pocos supervivientes masculinos de cada generación fueran tímidos, obedientes, trabajadores y agradecidos por los favores sexuales. Predeciría que las mujeres monopolizarían la dirección de los grupos locales, serían responsables de las relaciones chamánicas con lo sobrenatural, y que Dios sería llamado ELLA. Finalmente, esperaría que la forma de matrimonio ideal y más prestigioso sería la poliandria, en la cual una sola mujer controla los servicios sexuales y económicos de varios hombres.

Marvin Harris, Vacas, cerdos, guerras y brujas. Los enigmas de la cultura. Madrid, Alianza Editorial, 1981, pp. 80-81.

 

 

ACTIVIDADES.

1.    Haz un resumen, “con tus palabras” de las ideas principales del texto. ¿De qué depende el “dominio sexual” en las sociedades humanas, según Marvin Harris?

2.    Busca información sobre el objeto de estudio de la Antropología como ciencia en general, y sobre el enfoque de Marvin Harris, en particular.

3.    ¿Es la anatomía el destino del ser humano? ¿Qué argumentos se pueden ofrecer a favor o en contra de dicha afirmación?

4.    Explica el significado la expresión “relaciones chamánicas con lo sobrenatural”.

5.    Según tu opinión, ¿cuál es la forma de matrimonio ideal?

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