Nuestra forma principal de
adaptación biológica es la cultura, no la anatomía. No cabe esperar que los
hombres dominen a las mujeres por el mero hecho de ser más altos y más fuertes,
más de lo que cabe esperar que la especie humana sea gobernada por el ganado
vacuno o los caballos, animales cuya diferencia de peso con respecto al marido
corriente es treinta veces superior a la existente entre éste y su esposa. En
las sociedades, el dominio sexual no depende de qué sexo alcanza un mayor
tamaño o es innatamente más agresivo, sino de qué sexo controla la tecnología
de la defensa y de la agresión.
Si sólo conociera la anatomía y capacidades culturales de
los hombres y de las mujeres, me inclinaría a pensar que serían las mujeres, y
no los hombres, quienes controlarían la tecnología de la defensa y de la
agresión y que si un sexo tuviera que subordinarse a otro, sería la hembra
quien dominaría al varón. Aunque quedaría muy impresionado por el dimorfismo
físico (mayor altura, peso y fuerza de los varones) en especial en relación con
las armas que manejan con la mano, todavía me causaría mayor asombro algo que
las hembras tienen y que los hombres no
pueden conseguir, a saber, el control del nacimiento, el cuidado y la
alimentación de los niños. En otras palabras, las mujeres controlan la crianza,
y gracias a ello pueden modificar potencialmente cualquier estilo de vida que
las amenace. Cae dentro de su poder de negligencia selectiva el producir una
proporción entre los sexos que favorezca mucho más a las hembras que a los
varones. También tiene el poder de sabotear la “masculinidad” de los varones,
recompensando a los chicos por ser pasivos en vez de agresivos. Cabría esperar
que las mujeres centraran sus esfuerzos en criar hembras solidarias y agresivas
en vez de varones y, por añadidura, que los pocos supervivientes masculinos de
cada generación fueran tímidos, obedientes, trabajadores y agradecidos por los
favores sexuales. Predeciría que las mujeres monopolizarían la dirección de los
grupos locales, serían responsables de las relaciones chamánicas con lo
sobrenatural, y que Dios sería llamado ELLA. Finalmente, esperaría que la forma
de matrimonio ideal y más prestigioso sería la poliandria, en la cual una sola
mujer controla los servicios sexuales y económicos de varios hombres.
Marvin
Harris, Vacas, cerdos, guerras y brujas.
Los enigmas de la cultura. Madrid, Alianza Editorial, 1981, pp. 80-81.
ACTIVIDADES.
1.
Haz
un resumen, “con tus palabras” de las ideas principales del texto. ¿De qué
depende el “dominio sexual” en las sociedades humanas, según Marvin Harris?
2.
Busca
información sobre el objeto de estudio de la Antropología como ciencia en
general, y sobre el enfoque de Marvin Harris, en particular.
3.
¿Es
la anatomía el destino del ser humano? ¿Qué argumentos se pueden ofrecer a
favor o en contra de dicha afirmación?
4.
Explica
el significado la expresión “relaciones chamánicas con lo sobrenatural”.
5.
Según
tu opinión, ¿cuál es la forma de matrimonio ideal?
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